
Las máximas autoridades del Vaticano, incluido el cardenal Joseph Ratzinger —actual Papa Benedicto XVI—, encubrieron a un cura estadounidense que abusó sexualmente de unos 200 niños sordos, según los documentos obtenidos por The New York Times.
En 1996, Joseph Ratzinger, que por entonces dirigía la Congregación para la Doctrina de la Fe (antigua Inquisición), no respondió a dos cartas enviadas por el arzobispo de Milwaukee, Rembert G. Weakland, en las que informaba de los actos del sacerdote católico Lawrence C. Murphy, que trabajó durante más de 20 años, entre 1950 y 1974, en una escuela para niños sordos de Wisconsin. La Congregación para la Doctrina de la Fe es la encargada de estudiar esos casos.
La correspondencia a la que ha tenido acceso The New York Times demuestra que mientras los responsables eclesiásticos discutieron sobre la expulsión del cura, la prioridad mayor fue proteger a la Iglesia del escándalo.
Ocho meses después de esas dos misivas, el segundo responsable al frente de la doctrina oficial católica, el cardenal Tarsicio Bertone, actualmente secretario de Estado del Vaticano, ordenó a los obispos de Wisconsin iniciar un juicio canónigo secreto que podría haber terminado con al expulsión de Murphy del sacerdocio. Sin embargo, Bertone paró el proceso después de que Murphy escribiese personalmente a Ratzinger diciéndole que ya se había arrepentido y que estaba enfermo.
Murphy nunca fue juzgado o sancionado por la Iglesia e incluso la policía y los fiscales hicieron caso omiso a las declaraciones de las víctimas. En 1974, el sacerdote fue trasladado por el arzobispo William E. Cousins de Milwaukee a la Diócesis de Superior, en el norte de Wisconsin, donde pasó sus últimos 24 años trabajando con niños en colegios, iglesias parroquiales y en un centro de detención juvenil.
Extraido de: http://prcc-canarias.org
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